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Cristina frente a la proscripción: el pueblo como muro de resistencia

  • Foto del escritor: Nahuel Hidalgo
    Nahuel Hidalgo
  • hace 6 días
  • 3 Min. de lectura

La historia de la política argentina está marcada por múltiples intentos de proscripción, por estrategias que han buscado, una y otra vez, silenciar a aquellos que representan a las grandes mayorías. En este contexto, la reciente votación sobre la ley de ficha limpia no es una excepción. En ella se volvió a poner en juego el derecho fundamental de todo ciudadano a ser votado democráticamente, y, como siempre, los actores de la historia intentaron proscribir a la líder más emblemática de la política argentina: Cristina Fernández de Kirchner.

El 7 de mayo de 2025, el Senado argentino rechazó el proyecto de ley que intentaba inhabilitar a aquellos condenados, como el caso de Cristina, quien fue condenada y perseguida injustamente en un claro caso de Lawfare, buscando excluirla de la competencia electoral. Con 36 votos a favor y 35 en contra, la propuesta se quedó a un voto de ser aprobada, en una clara manifestación del profundo enfrentamiento entre los sectores que quieren limitar las posibilidades de un sector del pueblo y los que, fieles a su compromiso con la democracia, defienden el derecho de todos a ser votados.


Es fundamental reconocer el heroico trabajo de aquellos diputados y senadores que, con valentía y sin ceder a presiones, defendieron el derecho de Cristina a ejercer sus derechos políticos. Entre ellos, destaca Agustina Propato, quien en una de sus intervenciones con una claridad impresionante, señaló: "Lo único que busca la ficha limpia es proscribir a Cristina, la mayor líder del peronismo". Con sus palabras, Agustina reafirma lo que muchos de nosotros sabemos: este proyecto no es más que una maniobra de proscripción política, no una medida de justicia.


Evita Perón, nuestra eterna luchadora por los derechos del pueblo, nos enseñó que 'donde hay una necesidad, nace un derecho'. Este principio ha guiado, y sigue guiando, a aquellos que luchan por la democracia, la libertad y la justicia social. Cristina, al igual que Evita, se ha convertido en un símbolo de esa lucha. Su presencia en la política argentina ha sido un pilar para la construcción de un país más justo, con políticas que han empoderado a los trabajadores, las mujeres, los jóvenes y los sectores populares.



Pero la batalla por la democracia no ha sido fácil. Las voces en contra, los intentos de proscripción y la criminalización de la política siempre han estado presentes. Es por eso que hoy, más que nunca, es importante reflexionar sobre el profundo sentido de solidaridad y lucha colectiva que representa este momento. Recordemos que, como en El Eternauta, nadie se salva solo. El pueblo, como un colectivo unido, defiende a sus líderes, y Cristina es, sin dudas, una de esas figuras que supo construir, junto a millones de argentinos, un país soberano, libre y justo.


A lo largo de su presidencia, Cristina se enfrentó a desafíos monumentales, pero su legado está claro: un país donde se distribuyó la riqueza, donde se levantaron políticas de derechos humanos, donde los trabajadores volvieron a tener voz, y donde la juventud pudo soñar nuevamente con un futuro mejor. Por todo esto, el pueblo la defiende. Y lo hará siempre que sea necesario, porque sabe que no es solo la defensa de una persona, sino la defensa de un modelo de país que es profundamente colectivo.


Es el pueblo el que sostiene la bandera de Cristina, y esa fuerza, esa "fuerza del pueblo", no puede ser derrotada. Fueron los representantes del pueblo, los senadores y senadoras comprometidos con la voluntad popular, quienes estuvieron de pie para defender un futuro que vuelva a garantizar derechos, alzando bien alto las banderas históricas del peronismo: la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.

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