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El poder político detrás del desalojo de la comunidad Kolla de Guerrero

  • Foto del escritor: Nahuel Hidalgo
    Nahuel Hidalgo
  • 26 oct 2024
  • 3 Min. de lectura

En el ancestral territorio de Guerrero, en Jujuy, un conflicto de despojo y resistencia ha puesto a una comunidad Kolla en el centro de una disputa desigual contra los intereses de una de las familias más poderosas de la región: los Jenefes Quevedo. Esta familia, ligada a redes de influencia política y económica, busca arrebatar tierras que han sido históricamente habitadas y trabajadas por la comunidad Kolla, una de las tantas víctimas de la avanzada de terratenientes en la provincia.



Un despojo con respaldo oficial


La comunidad Kolla de Guerrero ha defendido por generaciones su derecho a la tierra, un derecho que fue reconocido en 2008 por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) mediante la personería jurídica. Este reconocimiento no solo avalaba su posesión, sino que protegía su identidad cultural y el uso del territorio como parte de su vida. Sin embargo, este derecho fue abruptamente anulado hace poco mediante un decreto firmado por Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, beneficiando así los intereses de los Jenefes Quevedo, quienes ven en estas tierras una oportunidad económica estratégica.


Este decreto, claramente inclinado en favor de los intereses de los Jenefes Quevedo, no solo despoja a la comunidad de su reconocimiento jurídico, sino que también los convierte en "intrusos" en sus propias tierras. La medida ha generado indignación entre activistas y defensores de derechos humanos, quienes señalan que Morales está utilizando su poder para favorecer a los terratenientes en detrimento de los derechos de los pueblos originarios.


La codicia detrás del conflicto


Las tierras de Guerrero no solo son valiosas en términos culturales para la comunidad Kolla, sino que también son vistas como un potencial recurso económico para aquellos con intereses en la expansión de la actividad agrícola, minera y turística en la región. Los Jenefes Quevedo, con una larga trayectoria de poder en la provincia, han buscado, mediante decretos y favores políticos, legalizar su apropiación de este territorio, sin importar el impacto en la comunidad Kolla. Las redes de poder y la influencia de esta familia han permitido que se aprueben leyes y medidas que faciliten su despojo, en un modelo de explotación que deja a las comunidades vulnerables y sin medios legales para defenderse.


El desalojo y el abuso policial


En un operativo de desalojo que tuvo lugar recientemente, la violencia de las fuerzas policiales fue desproporcionada y devastadora. A pesar de la presencia de ancianos y niños en la comunidad, las fuerzas de seguridad no tuvieron reparos en ejercer abuso físico y psicológico sobre los habitantes, incluyendo a una abuela de 99 años. Este episodio de represión no solo desalojó a la comunidad, sino que también sembró un clima de terror y dolor entre aquellos que han vivido en estas tierras toda su vida.


Voces de la comunidad y defensores de derechos humanos


La lucha de la comunidad Kolla de Guerrero ha sido respaldada por varios líderes y defensores de derechos humanos. Lorena Durand de Cruz, representante de la comunidad, expresó su frustración y tristeza ante el desalojo: “Esta tierra no es solo nuestra, es parte de nuestra identidad. No pueden arrebatarnos nuestra historia”. Diego Cruz, activista y defensor de los derechos indígenas, se sumó a la denuncia, afirmando que "este conflicto es una prueba de cómo se usa el poder en Jujuy para pisotear a los pueblos originarios". Ambos coinciden en que el despojo va más allá de la tierra misma: es un intento de borrar a la comunidad Kolla de Guerrero y sus derechos.


Argumentos de la abogada de los Jenefes Quevedo y una defensa de los derechos humanos


La abogada de la familia Jenefes ha argumentado que el desalojo es “un acto legal para recuperar la propiedad privada”, desestimando el impacto humano de esta medida. Sin embargo, los defensores de los derechos de la comunidad Kolla han argumentado que el derecho a la tierra de las comunidades indígenas está protegido no solo por la Constitución Argentina, sino por tratados internacionales. Este conflicto no es una simple disputa de tierras, sino una cuestión de derechos humanos: un intento de relegar a una comunidad originaria a la marginación para enriquecer a una minoría poderosa.


Una lucha por la justicia y la empatía


El conflicto de Guerrero es un símbolo de la resistencia de los pueblos originarios frente a la explotación y la codicia. La comunidad Kolla de Guerrero no solo está luchando por su derecho a la tierra, sino también por su dignidad, su historia y su futuro. Esta lucha, aunque dolorosa, es un llamado a la conciencia nacional, para que todos comprendan la importancia de proteger las culturas ancestrales y el derecho de las comunidades a existir y prosperar en sus propios términos. La empatía y el apoyo de la sociedad son fundamentales para garantizar que la justicia y los derechos humanos prevalezcan en Jujuy y en toda Argentina.

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