La generación de los 80´
- Conurbano Profundo
- 8 jun 2024
- 2 Min. de lectura
La generación de los 80 nació en medio del luto, en tiempos oscuros, y con pasos firmes y corazones humanos, emergieron de las sombras para alumbrar un nuevo destino. Esta generación, hija de una época marcada por la represión y el miedo, encontró su voz y su fuerza en la resistencia, gestándose en las aulas y en los centros de estudiantes. Allí, donde los sueños colectivos se forjaron y la esperanza se dibujaban en cuadernos como estrellas federales en la noche. En cada mirada, surgió el espíritu combativo que transformó nuestra historia.

Sus terrenos de lucha fueron las calles de barro, las villas y los barrios carenciados, lugares donde la pobreza era la constante y la injusticia una herida abierta. Sin embargo, su fe era inquebrantable. Con manos jóvenes y corazones llenos, transformaron casas de chapa en hogares de madera, no solo con martillos y clavos, sino con amor y dignidad, con la convicción de que cada ser humano merece respeto y un techo digno.
Estos jóvenes fueron más que militantes políticos; fueron hermanos y hermanas de los desprotegidos, lavando los pies a los pobres como mandó Jesús, no como un gesto de caridad, sino de igualdad, de reconocimiento de la humanidad compartida. En cada paso enseñaron la importancia de la lucha, que los derechos no se mendigan, se exigen, que la dignidad no se compra, se conquista, y que la voz del pueblo, unida y fuerte, es capaz de derribar cualquier muro de opresión.
La generación de los 80 es el eco de un futuro mejor, la chispa que encendió la llama de la libertad. En sus acciones y en sus corazones se sembraron las bases de un mañana más justo. Hoy, en cada organización, en cada barrio, hay alguien de esa generación. son en muchos casos los que nos empujan a mantener la lucha viva, los que aún siguen enseñando que nunca debemos dejar de luchar.
Reivindicar a la generación de los 80 es reconocer su valentía y su espíritu de sacrificio. Es recordar que, en luego de los tiempos más oscuros, encontraron la luz de la solidaridad y el compromiso. Es valorar que su trabajo no solo se centró en la política, sino también en el día a día de los barrios más humildes, transformando realidades con sus propias manos y con una visión de un mundo más justo.
Esta generación nos enseñó que conquistar derechos es posible, que la lucha por los derechos y la dignidad humana no tiene fecha de caducidad, y que cada acto de resistencia es una semilla de libertad.
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