Nuevamente organizaciones sociales festejaron la navidad con personas en situación de calle
- Redacción
- 26 dic 2024
- 2 Min. de lectura
En la Navidad de este año, el Congreso de la Nación se convirtió en un símbolo de la solidaridad popular. Organizaciones sociales, encabezadas por Juan Grabois, ofrecieron una cena navideña a casi 4.000 personas en situación de calle, un gesto de amor y resistencia frente a la indiferencia que muchas veces recae sobre los sectores más vulnerables de la sociedad. Esta acción solidaria no solo brindó comida, sino que también ofreció dignidad: duchas, peluquería, manicuría, música, brindis y regalos para los niños, en un acto de humanidad que va más allá de la política y se dirige directamente al corazón de quienes más lo necesitan.

El evento también fue una respuesta contundente a las narrativas oficiales, aquellas que "tergiversan los números" según las palabras de los organizadores. Mientras desde el Gobierno se asegura que las condiciones están mejorando, la realidad en los barrios y en las calles de nuestro país sigue siendo dura y cruel. La miseria no desaparece con discursos; la pobreza y la exclusión social requieren respuestas concretas, y esas respuestas se están dando desde la organización comunitaria.
Lo que se vivió frente al Congreso fue un acto de resistencia, pero también de esperanza. La presencia de miles de voluntarios, militantes y ciudadanos comprometidos con la causa nos recuerda que la solidaridad no solo es un valor, sino una herramienta poderosa para transformar realidades. "Ninguna familia sin Navidad", fue el lema que guió esta jornada, y más allá de ser una frase simbólica, refleja un anhelo profundo: que algún día, la Navidad no sea solo una festividad para aquellos que tienen la suerte de estar en una mesa compartida, sino para todos los que luchan día a día por su dignidad.
La Navidad frente al Congreso, organizada por el MTE y la UTEP, es un recordatorio de que mientras el discurso oficial hable de progreso, muchos siguen quedando atrás. Es un llamado a no olvidar que la verdadera justicia social se construye con hechos, con compromiso, con entrega. Y, sobre todo, con la firme convicción de que, en un país con tantas desigualdades, no puede haber paz ni prosperidad mientras haya personas pasando hambre en las calles. La Navidad del pueblo, una vez más, se muestra como la única respuesta posible a la indiferencia del poder.
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