Quieren ser héroes sin haber estado en la guerra: Malvinas no se mancha
- Nahuel Hidalgo
- 14 abr
- 3 Min. de lectura
Por Nahuel Hidalgo
En los últimos tiempos asistimos a un preocupante intento de manipular la historia argentina reciente. De manera insidiosa y persistente, ciertos sectores políticos y judiciales buscan reescribir lo que ocurrió en 1982, durante la Guerra de Malvinas, con una liviandad que ofende la memoria de nuestros héroes. Pretenden igualar a quienes combatieron en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), arriesgando su vida ante el enemigo, con quienes fueron movilizados al continente, lejos del fuego cruzado, en zonas donde nunca hubo enfrentamientos bélicos.

Esta embestida no es ingenua. Es una campaña de desmalvinización que pretende transformar la historia en relato. Se disfraza de justicia pero es oportunismo; se camufla de reparación pero busca votos. Se utiliza terminología engañosa como “Soldado de Guerra Continental de Malvinas” para colgarse de una causa que duele, emociona y moviliza al pueblo argentino. Pero no todo fue guerra. No todo fue combate. Y, sobre todo, no todo fue heroísmo.
El Vasco Irigoytia, presidente del Centro de Veteranos de Guerra de Quilmes lo dijo con claridad: “Lo que está en juego no es un reconocimiento económico: es la memoria, es la verdad, y es el honor.” Y tiene razón. Esta no es una disputa por pensiones ni por beneficios, es una lucha por defender el significado profundo de lo que fue combatir por la soberanía.

¿Qué mensaje le estamos dejando a las nuevas generaciones si equiparamos el acto de estar apostado en una base continental con el hecho de pelear cuerpo a cuerpo en las islas?
¿Qué pasa con quienes murieron o se suicidaron luego de arrastrar las secuelas del combate?
¿Acaso sus vidas valen lo mismo que las de quienes nunca escucharon un disparo?
La veteranía de guerra no puede convertirse en una medalla simbólica ni en un título honorífico entregado por simpatía o presión política. No es lo mismo cocinar en Comodoro Rivadavia que resistir en Monte Longdon. No es lo mismo hacer guardia en una base del sur que cargar un fusil sabiendo que del otro lado hay un enemigo real.

El Estado argentino ya lo dejó claro en la ley 23.848: son veteranos de guerra quienes estuvieron directamente involucrados en acciones bélicas en el TOAS. Todo lo demás es deshonrar esa definición, es diluir la historia, es relativizar el sacrificio.
Esto no quiere decir que quienes estuvieron en funciones logísticas o de apoyo no merezcan reconocimiento. Sí lo merecen, pero con otra categoría, con otras palabras y, sobre todo, con otro respeto. Porque cuando todo se iguala, todo se vacía de sentido. Y la causa Malvinas no puede ser parte de una licuadora simbólica, menos aún de una puja electoral.

Por eso, desde ADN Nacional, nos sumamos al repudio expresado por la Federación Nacional de Veteranos de Guerra “2 de Abril” y por los centros de todo el país. Exigimos al Gobierno Nacional, al Ministerio de Defensa y a todos los representantes del pueblo que frenen esta avanzada que ofende a nuestros caídos y a quienes volvieron marcados de por vida.
Malvinas no es una bandera decorativa. Es una herida abierta que duele con dignidad. Es una causa sagrada. Y no se negocia.

🇦🇷¡Las Malvinas son argentinas! 🕊️ ¡Honor y gloria a nuestros héroes caídos y combatientes! ¡No a la manipulación política de nuestra memoria!
NOTA AL PIE
“Las imágenes que acompañan esta nota retratan momentos reales del combate en las islas. Ningún movilizado continental aparece en ellas, porque no estuvieron en zona de fuego.”
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