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Ricardo Darín, las empanadas de $48.000 y el debate sobre la economía argentina

  • Foto del escritor: Nahuel Hidalgo
    Nahuel Hidalgo
  • 27 may
  • 4 Min. de lectura

Ricardo Darín, uno de los actores más reconocidos y respetados de Argentina, se vio envuelto en una polémica que rápidamente trascendió lo anecdótico y abrió un debate profundo sobre la situación económica del país. Todo comenzó durante una entrevista en el programa de Mirtha Legrand, cuando Darín mencionó que había pagado $48.000 por una docena de empanadas gourmet.



Lo que parecía una simple anécdota sobre el precio de un alimento tradicional se convirtió en una controversia nacional. Darín no solo puso en evidencia la dispersión y el aumento desmedido de precios en Argentina, sino que también lanzó un mensaje intenando llamar al gobierno a conciencia sobre el blanqueo para los pequeños ahorristas de dolare, quienes si lo sacan del colchon sera para gastarlos en algo tan cotidiano y local como empanadas, en lugar de atesorarlos o especular.


Reacciones inmediatas


La declaración no cayó bien en el oficialismo. El ministro de Economía, Luis Caputo, reaccionó con dureza, calificando las palabras de Darín como “estupideces” y acusándolo de elitismo. Por su parte, Javier Milei y otros funcionarios gubernamentales usaron las redes sociales para cuestionar al actor y minimizar la gravedad de la crítica.

En paralelo, en redes sociales se multiplicaron memes y burlas hacia Darín, mientras que la Asociación Argentina de Actores salió en defensa del intérprete, denunciando una agresividad creciente del gobierno hacia las opiniones públicas críticas.


El contexto de las empanadas


Para aportar perspectiva, Pablo Lemos, dueño de la casa de empanadas donde Darín suele comprar, explicó que esas empanadas son gourmet, elaboradas con ingredientes premium y de gran tamaño —cada una pesa entre 159 y 178 gramos, el doble que una empanada común—. Detalló que Darín compra siempre en persona, pagando el precio completo sin descuentos ni promociones, lo que habla de un consumo auténtico y habitual, no de un gesto publicitario, ni una critica sin fundamento.


Un debate de fondo


Lo que muchos medios y voces oficiales omitieron es que el comentario de Darín sobre las empanadas de $48.000 no fue una queja superficial o un capricho, sino una metáfora para señalar la disparidad económica, la inflación y la dificultad para acceder a productos básicos. Además, su sugerencia de que quienes tienen dólares los gasten en bienes y servicios locales —como las empanadas—, buscaba fomentar la circulación de la moneda y fortalecer el consumo interno.


Sin embargo, esa parte del mensaje fue ampliamente sacada de contexto y usada para ridiculizar al actor, desviando la conversación del fondo hacia un debate banal y mediático.


Críticas culturales previas


Esta no es la primera vez que Darín cuestiona públicamente al gobierno de Milei. En agosto de 2024, durante los Premios Sur, lanzó críticas sobre la desfinanciación del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el desdén hacia la cultura, señalando que “menos cultura, menos arte, menos cine, menos educación, no es una buena ecuación a futuro”.


Más allá de la polemica


La polémica sobre las empanadas pone en relieve la tensión entre las declaraciones públicas de figuras con reconocimiento social y la sensibilidad política del gobierno frente a las críticas. Más allá de la disputa puntual, el debate plantea preguntas profundas sobre la realidad económica argentina, la distribución de la riqueza y el rol de la cultura en tiempos de crisis.


Ricardo Darín no solo expuso un síntoma —el precio de las empanadas—, sino que abrió una discusión sobre cómo enfrentar la inflación, la concentración de dólares y el acceso real a bienes y servicios. Un debate que va mucho más allá del precio de un alimento tradicional y que merece ser escuchado sin prejuicios ni manipulaciones.



Con un salario mínimo hoy se compras menos empanadas que hace diez años


El poder adquisitivo del salario mínimo cayó fuertemente en la última década y un dato simbólico lo demuestra: en abril de 2025 se pudieron comprar 14 veces menos docenas de empanadas que en diciembre de 2015, según un relevamiento con datos del IPCBA (Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires) y el Consejo Nacional del Empleo.

En diciembre de 2015, con un salario mínimo de $5.588 se podían adquirir 38,4 docenas de empanadas, que en ese entonces costaban $145,58 cada una.


En octubre de 2019, con un salario mínimo de $16.875 y un precio de $501,78 por docena, se podían comprar 33,6 docenas.


En diciembre de 2023, con un salario de $156.000 y el precio de la docena a $7.855,86, el salario alcanzaba para 19,9 docenas.


Finalmente, en abril de 2025, el precio de la docena alcanzó los $22.010,64, y el salario mínimo fue de $308.200, lo que equivale a 14 docenas.


La evolución muestra una caída constante en la cantidad de empanadas accesibles con un ingreso mínimo: de 38 a 14 en una década. La diferencia entre los precios y la actualización del salario evidencia la pérdida de poder adquisitivo, incluso sobre un producto popular y masivo como las empanadas.


Evolución del «índice empanada»

  • Diciembre 2015: salario mínimo $5.588 / docena de empanadas $145,58 → 38,4 docenas

  • Diciembre 2019: salario mínimo $16.875 / docena de empanadas $501,78 → 33,6 docenas

  • Diciembre 2023: salario mínimo $156.000 / docena de empanadas $7.855,86 → 19,9 docenas

  • Abril 2025: salario mínimo $308.200 / docena de empanadas $22.010,64 → 14 docenas

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