Fin de Procrear: un golpe al derecho a la vivienda y al trabajo en Argentina
- Redacción

- 14 nov 2024
- 3 Min. de lectura
Con el anuncio de la eliminación del programa Procrear, el Gobierno de Javier Milei cierra un capítulo de la política habitacional en Argentina que, a pesar de sus limitaciones, representaba una de las pocas herramientas para que los sectores populares accedieran a una vivienda digna. La decisión deja en el limbo a más de 17 mil proyectos en curso y amenaza con la pérdida de miles de empleos en el sector de la construcción, un pilar esencial de la economía.

"El derrumbe de un sueño, algo hallado pasando, resultabas ser tú", canta Silvio Rodríguez en una frase que, aunque no habla directamente de la desigualdad, simboliza el quiebre de ideales que parecían alcanzables. En el contexto de la eliminación de Procrear, esta frase se vuelve atemporal, reflejando cómo en tiempos de incertidumbre y ajuste, los sueños de muchas familias quedan relegados, como un anhelo que se esfuma en las manos. Bajo la gestión de Milei, esta frase invita a reflexionar sobre un Estado que se aleja de su rol protector, haciendo derrumbar miles de sueños, y dejando a hijos de estas tierras en la intemperie de la precariedad.
Procrear no solo brindaba acceso a la vivienda; también constituía un engranaje esencial en el tejido económico argentino. A lo largo de sus años de existencia, generó empleo en el sector de la construcción, incentivó la compra de materiales y promovió el desarrollo de diversas industrias relacionadas. Hoy, el anuncio de su cierre representa una herida para trabajadores, arquitectos, ingenieros, empresas y todos aquellos que dependen de la obra pública y privada para sostener a sus familias.
El argumento de la "reducción del déficit fiscal" expuesto por el Gobierno es insensible frente a la devastación humana que dejará esta medida. No se puede hablar de déficit cuando la falta de políticas habitacionales profundas y constantes deja a millones en situación de vulnerabilidad. Con cada obra que se paralice, no solo se apagan los sueños de miles de familias, sino que se suma al caudal del desempleo en un país donde el trabajo se ha vuelto un bien escaso.
El acceso a la vivienda y al empleo no son lujos, sino derechos fundamentales. En medio de la crisis, la eliminación de Procrear encierra a la población en una trampa de dependencia del mercado inmobiliario privado, cada vez más inalcanzable. Las anunciadas "hipotecas divisibles" no son una solución viable para los sectores que no pueden siquiera sostener sus ingresos frente a la inflación. Y con el fin de la obra pública, son pocos los trabajadores que podrán acceder a financiamiento privado para obtener un techo propio.
Mientras el desempleo y la inseguridad económica se expanden, esta decisión del Gobierno nos deja con un interrogante profundo: ¿quién defiende hoy el derecho de la clase trabajadora a un lugar digno donde vivir y a un empleo estable? En un país que ya afronta una crisis habitacional y una economía inestable, decisiones como esta parecen olvidar que el Estado debe estar al servicio de su gente y no al servicio de números y balances que solo agravan la precariedad y la desprotección.
La crisis habitacional y el desempleo son realidades tangibles para miles de argentinos. El retiro de programas como Procrear es, en última instancia, un acto de injusticia que deja a millones de trabajadores y familias expuestas a una vida de incertidumbre, sin casa y sin trabajo. Ante este sombrío escenario, el pueblo argentino se enfrenta a un desafío urgente y profundo: reconstruir la esperanza, luchar por el derecho al trabajo y a una vivienda digna, y exigir que las políticas gubernamentales se orienten hacia el bienestar colectivo y no hacia una cifra en una cuenta bancaria.






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