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Touba Niang, el fenómeno del boxeo argentino pelea el sábado vs Juan Segovia

  • Foto del escritor: Nahuel Hidalgo
    Nahuel Hidalgo
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura

Este sábado 15 de noviembre, en el Casino de Buenos Aires, Touba “La Mamba Negra” Niang defenderá su invicto en la categoría superwelter ante Juan Ignacio Segovia. A los 24 años, el boxeador nacido en Senegal es una de las promesas más singulares del boxeo argentino: tiene ocho peleas ganadas —seis por nocaut— y un sueño que no se le despega de la mente: “Quiero ser campeón del mundo y subir al ring con las banderas de Senegal y Argentina”.


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De un pueblo africano a Quilmes


Niang nació en una aldea rural de Senegal, en una familia con 33 hermanos, fruto de cuatro madres distintas, como lo permite la tradición tribal. “De parte de mi mamá somos ocho hermanos”, cuenta. En 2015, cuando tenía apenas 15 años, decidió dejar su país. “En Senegal no había futuro. Mi papá no quería dejarme ir, decía que era muy chico. Me enojé, dejé la escuela y le demostré que quería cambiar mi vida. Al final, entendió y habló con los coyotes. Vendió animales, pagó el viaje y gracias a Dios todo salió bien”.


El viaje fue una verdadera odisea. Salió de Dakar en un pequeño avión rumbo a España, y después atravesó diez fronteras en barco, colectivo, tren y hasta a pie, hasta llegar a Quito, Ecuador. Finalmente, en noviembre de 2016, recaló en Buenos Aires. Se instaló en Quilmes, donde comenzó a trabajar como mantero vendiendo anteojos en la calle. “A veces terminé preso por un par de días, pero la mayoría de la gente siempre me trató bien”, recuerda.


El descubrimiento del boxeo


En Senegal nunca había practicado boxeo. Recién en 2021, ya acomodado en Argentina, decidió probar suerte en un gimnasio de Quilmes. “Fui una tarde a entrenar con el papá de un amigo, me pusieron los guantes y me enamoré. Dije: esto es lo mío. Desde ese día no paré nunca”.


Su estilo es agresivo, frontal, con potencia. “Me gusta ir al cruce y terminar las peleas antes del límite. Dicen que tengo la mano pesada”, sonríe. Su apodo, “La Mamba Negra”, viene de la serpiente venenosa africana: “Pica y hace daño”, dice entre risas.



El salto a Chubut y el encuentro con Narváez


En su búsqueda por mejorar, Niang decidió mudarse al sur. Desde hace un mes entrena en Trelew y Puerto Madryn bajo la guía del ex campeón mundial Omar Narváez y del preparador físico “Peto” Ruiz. “Sé que Peto es el número uno en lo físico y Omar fue un campeón.

Viendo cómo enseña a su hijo Junior, uno se da cuenta de que también es un gran maestro. Con ellos voy a hacer la diferencia”.


Sobre su próxima pelea, asegura: “No me gustó mi última presentación y eso no me volverá a pasar. Esta vez voy con todo”.


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Agradecido con Argentina


Casado desde los 18 años, lo que le permitió obtener su documento argentino, Touba se considera mitad senegalés, mitad argentino. “En este país recibí más amor que en mi propio país. Siempre me ayudaron, me dieron una mano para todo. Argentina me cambió la vida y voy a estar agradecido hasta el último día”.


Fanático de Boca Juniors desde antes de pisar suelo argentino —gracias a una camiseta que un vecino le trajo desde Buenos Aires—, Niang adoptó también costumbres locales: el asado, el mate y el matambre a la pizza son algunas de sus debilidades. “Me gusta mucho el mate, y también el mar. Los chicos del gimnasio me llevaron a Playa Unión y me encantó”, cuenta.


Una historia que trasciende el ring


A pesar de su humildad, Niang sabe lo lejos que ha llegado. “Cuando llegué no hablaba español, sólo sabía decir ‘hola’. Escribía las palabras en un cuaderno para aprender a vender en la calle. Hoy puedo decir que me hice solo, con ayuda de gente buena”.


Su historia, marcada por la resiliencia, la migración y la fe en el esfuerzo, va más allá del boxeo. “Soy musulmán, no tomo alcohol ni fumo. Creo en Dios y en el trabajo. Sé que algún día voy a ser campeón del mundo. Es sólo cuestión de tiempo”.

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