"A los 100 metros vi bajar nuestra bandera y lloré como una criatura": el relato crudo de un Héroe de Malvinas
- Conurbano Profundo

- 31 oct
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Jorge Irigoitía, presidente del Centro de Veteranos de Quilmes, compartió su historia de vida, marcada por el combate en Malvinas, el reconocimiento a las políticas que mejoraron la situación de los excombatientes, y su firme defensa de la causa soberana frente a declaraciones que considera una traición a la Patria.
La voz de Jorge Irigoitía (63 años) se alza no para contar una historia de gloria, sino para relatar una vida marcada por la superación, la guerra y un compromiso inquebrantable. En una entrevista para el programa "Voces de Malvinas", Irigoitía, actual presidente del Centro de Veteranos de Guerra de Quilmes, ofreció un testimonio desgarrador y lleno de humanidad sobre su experiencia.
De una infancia sufrida al Regimiento 7
Nacido en Misiones y criado en el barrio 25 de Mayo de Bernal, Irigoitía describió una infancia "media sufrida". Vivió un tiempo en la Villa Laapi en condiciones precarias y, desde los 13 años, se ganó la vida como canillita, heladero y repartidor. "Siempre tuve el amor de mis viejos, pero no ese amor afectivo de estar en una mesa en Navidad", confesó. Antes de alistarse, conoció a Gladis, su esposa hasta el día de hoy, con quien se comprometió y formó una familia.
Al ingresar al Servicio Militar en el Regimiento 7 de La Plata, se destacó por un acto de camaradería que lo definiría. Castigado a cavar una trinchera enorme, sus 30 compañeros lo ayudaron en secreto a terminarla. Por este acto, fue distinguido como el "mejor camarada" de su compañía.
La Guerra: El horror y la culpa
El 2 de abril de 1982 los encontró de licencia. Su regreso al regimiento y su posterior embarque a las islas estuvieron teñidos de euforia e incertidumbre. Pero una misión previa lo marcaría de por vida: fue enviado a buscar a su amigo, Ramón Quintana, quien ya estaba de baja. La familia de Ramón le confesó que planeaban enviarlo a Paraguay para evitar que fuera. "Él quiso ir... de hecho, muere en Malvinas", relató Irigoitía con la voz quebrada. Cargó con la culpa durante más de 10 años, un peso que lo llevó a tatuarse el nombre de su camarada caído con la leyenda: "Quien muere por la Patria vive para siempre".
En las islas, el hambre y el frío fueron constantes. Su sección, con más libertad, a veces "bajaba a robar comida" al pueblo, donde los galpones estaban repletos, mientras en las posiciones avanzadas se padecía escasez.
La noche del 11 de junio en Monte Longdon fue un infierno. En la confusión, casi mata a un compañero que confundió con el enemigo. Al desatarse el combate, ayudó a cargar heridos bajo el fuego enemigo. Una explosión cerca de la enfermería lo dejó aturdido, y allí fue testigo de la crudeza de la guerra: "Vi a uno... tenía la mano colgando, el ojo colgando... a la media hora dejó de gritar".
Pero el momento más amargo llegó el 14 de junio. "Estaba a 100 metros... y vi como bajaron la bandera argentina y levantaron la bandera inglesa. Ahí lloré como una criatura".
Reconocimiento a políticas de reparación y defensa de la soberanía
Al hablar de los gobiernos que mejor atendieron la causa de los veteranos, Irigoitía destacó: "Néstor Kirchner fue uno de los que más ayudó. En 2004 triplicó las pensiones, consiguió miles de puestos de trabajo y la jubilación anticipada. Después de años de abandono, por fin tuvimos reconocimiento".
Este reconocimiento contrasta con su firme posición frente a declaraciones recientes: "Hoy tenemos que repudiar a quienes admiran a Margaret Thatcher, la responsable del hundimiento del Belgrano, un crimen de guerra que costó 323 hermanos. No se puede ser argentino y admirar a quien ordenó eso". En clara referencia al presidente Javier Milei, añadió: "Cuando un político dice que 'Malvinas ya las perdimos' o admira a Thatcher, está traicionando nuestra causa soberana".
La lucha continúa
Su testimonio es un crudo recordatorio del costo humano de la guerra y un llamado a la memoria, a la soberanía y al nunca olvido. "Los verdaderos héroes son los que dejaron su vida en Malvinas", concluyó. "Nosotros somos partícipes de una gesta y seguiremos siendo la voz de ellos, defendiendo nuestra soberanía frente a quienes quieren negociarla o abandonarla".






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