Declaran persona no grata a Javier Milei por su postura sobre Malvinas
- Redacción
- 23 may
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En una contundente muestra de defensa de la soberanía nacional, la ciudad de San Carlos de Bariloche declaró persona no grata al presidente Javier Milei, en rechazo a sus recientes declaraciones sobre las Islas Malvinas. La decisión, impulsada por organizaciones sociales, sindicales y referentes políticos, fue celebrada como un gesto de dignidad y memoria por parte del sur argentino, donde la causa Malvinas sigue siendo una bandera irrenunciable.

La medida surgió tras las polémicas palabras de Milei en su discurso del 2 de abril —día en que se conmemora a los veteranos y caídos en la guerra— donde planteó que la recuperación de las islas debía lograrse “sin disuasión ni convencimiento”, en lo que fue interpretado por amplios sectores como una renuncia implícita a la histórica reivindicación argentina sobre el territorio ocupado por el Reino Unido.
“Las Malvinas no se entregan, se reclaman con firmeza, con diplomacia y con memoria. En la Patagonia no nos olvidamos de nuestros héroes, ni permitimos que se banalice la causa por la que tantos dieron su vida”, señalaron desde la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), una de las entidades que impulsó la declaración.
La resolución fue acompañada por marchas y expresiones públicas de repudio durante la visita de Milei al Foro Llao Llao, donde fue recibido con bloqueos y manifestaciones. “Aquí en el sur, donde la geografía y la historia nos acercan a nuestras islas, no hay lugar para tibiezas ni entreguismos”, expresó una vecina en la movilización.
El gesto de Bariloche se suma al de otras ciudades, como Ushuaia, que también manifestaron su rechazo al giro discursivo del gobierno nacional en torno a la soberanía. Estas decisiones refuerzan el mensaje de que la causa Malvinas no es una consigna del pasado, sino una convicción presente que forma parte de la identidad argentina.
En tiempos de ajuste, entrega y alineamiento automático con potencias extranjeras, el sur vuelve a marcar el rumbo: soberanía es memoria, y la memoria no se negocia.
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