El enemigo equivocado de Javier Milei
- Nahuel Hidalgo
- 3 jun
- 2 Min. de lectura
Nunca lo vas a ver a Milei peleando con el Fondo Monetario Internacional. Jamás lo vas a encontrar enfrentando a los grandes grupos económicos, ni desafiando a los verdaderos responsables de la miseria planificada que sufre nuestro pueblo.
Por Nahuel Hidalgo

No, a Milei lo vas a ver gritando contra una actriz, burlándose de una mujer que lo cuestiona, persiguiendo a un niño autista que lucha por sus derechos, atacando a jubilados que apenas sobreviven o a docentes que sostienen la escuela pública con el cuerpo.
Hizo campaña prometiendo que iba a enfrentarse a la casta. Prometió dinamitar los privilegios del poder real. Pero apenas asumió, su guerra fue otra: no contra banqueros, no contra políticos enriquecidos, no contra los especuladores. Sino contra un nene de 12 años.
En su lógica, los enemigos del país no son los bancos, ni los que fugan divisas, ni los que hacen negocios con la pobreza. Los enemigos son los débiles. Porque ahí se siente fuerte. Porque con los poderosos se calla, se arrodilla, firma sin leer y aplaude.
No es nuevo. Es el guion de todos los cobardes que alguna vez tuvieron el poder. Quienes se animan a reprimir al hambreado, pero nunca pisan fuerte ante el poderoso. Quienes se llenan la boca hablando de libertad mientras ajustan sin piedad a quienes menos tienen.
Hoy ese guion se repite con saña y crueldad. Y lo que está en juego no es solo un modelo económico, sino nuestra dignidad como sociedad.
¿Vamos a permitir que un niño que alza su voz por los derechos de las personas con discapacidad sea expuesto al odio presidencial y a sus sicarios digitales? ¿Vamos a quedarnos en silencio cuando los insultos bajan desde el sillón de Rivadavia y apuntan siempre hacia abajo?
No hay mérito en insultar al que no puede defenderse. No hay valentía en atacar desde el poder a quienes luchan por sobrevivir. La verdadera valentía sería plantarse frente al FMI, recuperar soberanía, proteger a los jubilados, a las infancias, a la cultura, a la ciencia. Pero esa pelea, Milei no la da. Porque no puede. Porque no quiere. Porque no le da, porque Milei es un cobarde.
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