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Causa $Libra: El expediente en EE.UU. toca la puerta de Karina Milei

  • Foto del escritor: Redacción
    Redacción
  • 20 ago
  • 2 Min. de lectura

En política, las palabras “mencionada en la justicia” suelen ser la antesala de un problema mayor. Hoy, esa antesala lleva el nombre de Karina Milei. La hermana del presidente aparece por primera vez en un expediente judicial en Estados Unidos vinculado al escándalo de la criptomoneda $LIBRA. No está imputada, pero el hecho de ser mencionada en una demanda bajo la Ley RICO –asociada al crimen organizado– no es un dato menor: marca un salto cualitativo que no puede ser reducido a un mero rumor mediático.


Lo que está en juego no es solo la reputación de Karina Milei, sino el corazón mismo del poder presidencial. Según la demanda, fue ella quien autorizó la entrada del empresario cripto Hayden Davis a la Casa Rosada. Ese gesto, aparentemente administrativo, le dio a un proyecto especulativo la pátina de legitimidad oficial. Peor aún, en mensajes filtrados Davis aseguraba haber “comprado” influencia sobre Javier Milei a través de pagos a su hermana. Sea como sea, la mención judicial convierte esos rumores en parte del expediente.


La diputada Agustina Propato lo resumió claramente en una reciente declaración: “Milei quiere un modelo fujimorista y cerrar el Congreso”. Esta frase cobra relevancia en el contexto del caso $LIBRA porque ilustra el patrón de decisión centralizada del gobierno: cuando los principales actores del poder –como la hermana del presidente– participan directamente en habilitar proyectos privados, se combina el interés personal o financiero con la influencia política. En otras palabras, la denuncia sobre $LIBRA no solo es un caso financiero o judicial aislado; refleja un estilo de gobierno donde el control se concentra en la familia presidencial y en el círculo más cercano, debilitando los contrapesos institucionales como el Congreso. Por eso, Propato vincula el escándalo cripto con la lógica fujimorista: un modelo donde las decisiones políticas y económicas dependen de un pequeño núcleo de poder, con mínima supervisión legislativa o control externo.


En Argentina, la justicia también avanza: allanamientos, pedidos de información bancaria y secuestro de dispositivos. La Oficina Anticorrupción investiga posibles irregularidades y enriquecimiento ilícito. El escenario es claro: el caso $LIBRA no es un eco lejano de Wall Street, sino un problema que toca de lleno el despacho presidencial argentino.


La reacción oficial ha sido minimizar el caso y denunciar conspiraciones políticas. Pero cuando un nombre tan íntimamente ligado al presidente aparece en un tribunal federal de Nueva York, la narrativa de independencia y transparencia se desdibuja rápidamente.


El problema es doble: judicial y político. Judicial porque la causa avanza en dos jurisdicciones simultáneamente. Político porque golpea la promesa central del oficialismo: ser distinto, transparente, incorruptible. La palabra “coima”, asociada a la hermana presidencial, erosiona esa narrativa a una velocidad que ningún discurso puede cubrir.


En el fondo, el caso $LIBRA es una lección: los atajos del poder dejan huellas que, tarde o temprano, se convierten en causas. Karina Milei no está imputada, pero ya no puede decir que está fuera del radar judicial. El apellido Milei aparece, por primera vez desde el inicio de esta experiencia libertaria, en un expediente que habla de fraude, corrupción y crimen organizado.


La pregunta ya no es si este escándalo afectará al gobierno, sino cuánto y cuándo.

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