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Un Mural para la Memoria: El arte militante pinta la historia de las Manzaneras de Zárate

  • Foto del escritor: Redacción
    Redacción
  • hace 7 días
  • 3 Min. de lectura

En Zárate, la memoria popular volvió a hacerse cuerpo en las paredes. Sobre un muro, los colores recuperaron las voces silenciadas de las mujeres que sostuvieron al pueblo crisis golpeaba la puerta de todas las casas. La iniciativa del programa “Ellas no estaban pintadas”, del Ministerio de las Mujeres y Diversidad bonaerense, trascendió lo artístico para convertirse en un acto de justicia histórica y de reconocimiento militante hacia las verdaderas constructoras del tejido social: las Manzaneras.


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Articulada junto a la Casa de la Provincia de Buenos Aires y la Diputada Agustina Propato, la pintada en el Club El Dorado no es simplemente una obra; es un manifiesto de amor y organización popular. Un mural que grita con colores lo que el pueblo siempre supo: que cuando todo se derrumba, son las mujeres del barrio las que sostienen el país desde la olla y el abrazo. La historia de Analia Duarte, Ana Galop, María Gracia González y Ana Almirón no se borra ni se calla: se multiplica en cada pared, en cada casa que alguna vez fue refugio.


La trinchera fue la casa


Ese es el corazón del mensaje: convertir el hogar propio en territorio de lucha, la cocina en asamblea, la mesa en espacio de justicia social. Durante los años más duros, estas mujeres no esperaron órdenes ni recursos: hicieron patria desde el patio, levantaron al barrio con dignidad y organizaron al pueblo desde abajo, como lo enseñó Evita. Su tarea no fue asistencialismo, fue militancia con delantal y convicción. Fue política en su forma más pura: la que nace del amor al prójimo y del sueño de un país más justo.


Un reconocimiento que interpela al olvido


Reconstruir y visibilizar las historias de quienes generan comunidad”, dijo la Subsecretaria Lidia Fernández, y sus palabras sonaron como una consigna que atraviesa generaciones. Este mural no solo recuerda: repara. Porque durante demasiado tiempo el trabajo femenino, solidario y político, fue invisibilizado o relegado al margen de la historia oficial.

Con emoción, Ana Almirón sintetizó el espíritu del homenaje:

“Es un día lleno de emociones, de nostalgia, porque en este mural queda plasmada la historia de esas mujeres que ponían su casa toda la semana para que los vecinos puedan retirar ración de alimento para sus hijos.”

Esa frase, dicha con humildad, tiene la potencia de una marcha. Porque en esas casas estaba la Patria misma.


El mural como bandera


Hoy, la pared del Club El Dorado late como una bandera pintada. Es un faro de memoria y un llamado a la acción, una voz colectiva que nos recuerda que la organización popular sigue siendo el camino.El mural no solo representa el pasado: milita el presente y convoca al futuro, donde cada gesto solidario, cada olla y cada abrazo son parte del mismo sueño colectivo que une a los pueblos libres.


Una obra maestra de una artista local


La obra que hoy abraza la pared del Club El Dorado lleva la impronta de Daniela Canale, conocida como Tata Mandarina, artista zarateña de raíz latinoamericana que pinta desde una sensibilidad profundamente espiritual y política. Su trazo, nutrido por mitologías ancestrales, leyendas populares y la cosmovisión de los pueblos originarios, encuentra en la figura de la mujer una energía sagrada: la fuerza que sostiene la vida, la comunidad y la tierra misma.


En este mural, Tata conjuga su mirada sobre la mujer como semilla y como raíz con la historia colectiva de las Manzaneras, uniendo dos dimensiones del mismo poder creador: el arte y la militancia barrial. Su obra no solo embellece el espacio público; convoca a la memoria, al arraigo y al despertar de la conciencia popular.


Como en los días de Evita, el mensaje vuelve a ser claro:

"Donde hay una necesidad, hay un derecho."

Y donde hay una mujer organizada, hay un pueblo de pie.



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